miércoles, 19 de marzo de 2014

Óyeme con los Ojos.

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Hola a todos.
Acabo de notar que solo tengo DOS reseñas de libros, así que decidí ponerme a trabajar y hacer una reseña. El libro de hoy es uno que leí cuando iba en sexto de primaria, y es el siguiente.


El protagonista es un niño sordo que adora la casa de enfrente, la describe como un sitio fascinante que siempre está cambiando.
Un día, cumple su sueño y entra a la casa, la cual es enorme y llena de cosas bonitas, hay libros y cojines por todos lados, globos de gas, joyas con forma de libélula y en la parte superior una habitación con un techo de cristal circular.
Sin embargo, pronto la dueña se da cuenta de que está ahí y lo corre furiosa, mientras le grita un montón de cosas. Claro que como el chico es sordo, no puede contestar a las preguntas que le hace, y habla tan rápido que no entiende lo que le dice (es decir, no puede leerle los labios). Intenta comunicarse con ella por medio del lenguaje de señas, y la mujer inmediatamente se da cuenta de que es sordo, y pronto recuerda un montón de cosas tristes del pasado, un pasado que superará con ayuda del niño.


Este libro es uno de los que más me gustó cuando iba en sexto de primaria, en especial me gustaba la narración que tenía, tan bonita y musical, o al menos así la he conservado en mi memoria. Mi sueño era tener una casa tan grande y pro como la que tenía ella, me encantaba en especial que tuvieran tantos libros.

Puede decirse que los protagonistas eran el niño y la mujer que vivía en esa casa (sinceramente no recuerdo los nombres) él es amable con ella, pero ella al principio no soporta verlo, ya que cada vez que lo ve se siente horrible y se pone muy triste, y recuerda cosas desagradables que ya había olvidado. El personaje de la chica, si bien al principio no se me hacía muy simpática, se me fue haciendo más comprensible mientras avanzaba el libro, y hasta acabó siendo agradable con el chico.

Por otro lado, el niño me caía bien, se trataba de un chico cuya madre siempre lo regañaba por ser demasiado curioso, que ve colores en lugar de escuchar sonidos y se come rápido los helados porque son tan bellos que luego no quiere comérselos. Él no era sordo de nacimiento, sin embargo, gracias a su familia logró adaptarse a ser un niño sordo, me agradaba que no fuera de esos protagonistas emos que son así de ''aaah, soy tan miserable y sordo al mismo tiempo'' y asimiló ese obstáculo de forma dolorosa, pero positiva. Creo que muchos deberíamos tomar su ejemplo para enfrentar las cosas difíciles.

La historia me pareció muy tierna, me gustó la amistad que formaron los dos personajes principales, y el lindo mensaje de no discriminar o hacer menos a las personas con alguna desventaja fisíca. 

Como ya dije, lo leí hace tiempo y puede que por eso mi opinión tal vez no sea tan fiable, pero mantego un buen recuerdo de este libro, y espero que si lo llegan a leer les guste y les haga pasar un buen rato como el que yo pasé cuando lo leí de niña.

Saludos.

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